sábado, 2 de marzo de 2013

AQUILA NON CAPIT MUSCAS (I)

 

Saludos.

Hace ya algunos años que los Guardianes de la Memoria descubrimos la importancia que tiene la labor de Investigación para la Historia de nuestro Club. Saber qué pasó (sin interpretaciones falaces o referencias no contrastadas, fruto muchas de ellas de deseos insatisfechos o aspiraciones nunca consumadas), es el leitmotiv de todo nuestro trabajo, exponiéndolo y mostrándolo a todo aquel que quiera mirarlo.

Saber, ansias por conocer, deseos de comprender un proceso que se mantiene desde hace 123 años, cómo se gestó, por quién y cuándo.

El sevillismo ha vivido y soportado muchas décadas de inquinas gratuitas, falsas, en una perversión constante y procedente siempre de un mismo origen. El sevillismo, durante todo ése tiempo, hizo caso omiso, no les dio valor y prosiguió su labor de mantener su liderato absoluto del fútbol andaluz que es, a la postre, lo que le motivaba.

Pero el sevillismo, como todo, tiene límites. Y el sevillismo concluye que en conocer y mostrar la Historia de nuestro fútbol, también debemos ser los líderes.

Porque “Aquila non capit muscas”… hasta que el díptero alcanza la categoría de “cojonera”.

A través de un trabajo largo, intenso, concienzudo (a veces con escrutinios inverosímiles), amplio, diverso y sobre todo, emocionante y divertido (por gratificante), hemos adquirido una base documental impresionante que, mucho nos tememos, no tiene analogía en ningún Club del fútbol nacional.

Podemos, los Guardianes, establecer la cronología exacta (aunque nunca completa ya que a pesar de que el tiempo y los medios jueguen a nuestro favor, la magnitud de lo que aún queda por descubrir tiene que ser, necesariamente, mucho más alentadora), de la fundación de nuestro Equipo, de sus personajes (con detalles increíbles de sus propias vidas privadas y públicas) y de las circunstancias sociales, laborales y hasta existenciales que vivieron.

Pero somos sevillistas y por tanto (la pasión es forzosamente excluyente) debemos lealtad a nuestro Equipo, a nuestro Escudo, a nuestra Bandera y a nuestra Afición. Es por ello que el fruto de tantos años de investigación está depositado en el mismísimo Club. Solo el Club conoce la radiografía de 123 años de Historia y solo el Club la mostrará cuando así lo estimen los sevillistas.

Trampas dialécticas solo las que nosotros permitamos.

Siendo así, nos sigue sorprendiendo que desde focos perfectamente identificados, se continúe desarrollando ésa labor de zapa permanente, adulterada, viciada de parcialidad y ajena a la razón pura y al concepto intelectual elemental de opinar después de conocer los hechos.

Nosotros no somos historiadores. Nosotros solo somos investigadores de nuestro pasado. Por eso, cuando vemos que verdaderos historiadores (titulados) hacen auténticos ejercicios de interpretación histórica (repetimos: interpretación) sin tener todos los elementos, sin conocer todos los datos, sin poseer las pruebas y evidencias que les permitan emitir conclusiones fiables, nos queda siempre la duda de hasta dónde puedan llamarse “historiadores” y qué valor tienen ésos títulos si no se usan con el equilibrio necesario. La objetividad inherente al proceso, desvirtuada por celos, pasiones o ánimos revanchistas que pecan de inexactitud, que cometen errores de bulto, que se precipitan en juzgar sin, como decíamos antes, tener todas las evidencias disponibles.

A todo ello unimos que por circunstancias que no conseguimos explicarnos, algunos de ésos historiadores se amparan y respaldan en sitios que, a priori, deberían ser algo más exigentes consigo mismos y establecer unos mínimos requisitos de seriedad, racionalidad, formalidad y rigor. Y equilibrio.

Sobre todo si, como dicen, representan en España a una organización internacional que, se supone, debe ser el máximo organismo de consulta que entiende sobre la Historia del Fútbol europeo.

Comprendemos que no debe ser fácil administrar un organismo tal, que deben mantener un índice apropiado de participaciones, que necesitan configurar, completar y armonizar muchos trabajos y desde distintas ópticas… pero allí se reclaman unos respetos que no prodigan a los demás desde el momento en que parte de su propia organización es corrupta.

Corrupción manifestada en estructurar discursos perversos, tendenciosos, plasmando hipótesis que siembran semillas falsas (solo buscando aplausos interesados) o para animar a aquellos que esperan leer solo la parte que mejor les conviene en sus batallas y deseos particulares y que se prestan rápidamente a ello.

Pero si todo eso no fuese suficiente, la suma de errores en “historiadores” tan supuestamente serios y concienzudos es delirante. O capciosa porque no es posible, o difícil de entender, que aparenten ser tan torpes.

Por supuesto, siempre dejan una puerta abierta a la rectificación que, de producirse, les garantice el reconocimiento a la “seriedad” de su trabajo.

Pero el mensaje ya está lanzado.

Es como aquel líder que decía: “me han dicho que fulano es un ladrón y no lo digo yo, me lo han dicho”.

Pues resulta que “el mensaje ya está lanzado”, que mentes simples (aún presumiendo de justo lo contrario) lo atrapan sin querer entender la dinámica de la oratoria y lo subliminal del precepto, que lo abrazan urgentemente sin cuestionar, sin analizar y sin, lógicamente, discernir qué encierra porque proviene de donde proviene y si procede de allí, debe ser bueno y cierto… si sus notas coinciden con nuestra música aunque sea una cacofonía insoportable.

Sencillamente les encaja en sus propias vicisitudes y por ello, es bueno, vale y es cierto. Fulano es un ladrón aunque luego, más tarde, se desdigan en menores proporciones o ni siquiera eso.

En los últimos años hemos vivido los sevillistas episodios hilarantes, por llamarlos de alguna forma.

Conocemos de fundaciones, legalizaciones, desapariciones, continuidades, registros, nombres, adhesiones, testimonios, hemerotecas… todo un arsenal de sesudos informes basados, siempre, en una escasa o deficiente labor de investigación (los datos están disponibles para quien quiera, pueda o sepa buscarlos), que se han mostrado manipulados, tergiversados, amputados, incompletos o censurados en las partes que no les convenía mostrar. No les convenía interesadamente, por supuesto, porque de haber sido honrados consigo mismos y con los demás, malamente hubieran podido estructurar los discursos que luego elaboraron y que tantos aplaudieron a rabiar.

Así, uno a uno y sin tregua, hemos ido desfaciendo entuertos tabernarios tales que:

-El obrero al que no permitían jugar por su extracción social… en un Club que hace una declaración de principios, en su legalización, de las más hermosas, abiertas y democráticas conocidas en ningún otro. Demostrado quedó que era falso.

-El abuso del partido contra “niños”, con goleada histórica de 22 a 0 y las supuestas implicaciones militares que propiciaron el varapalo, que miren por dónde, resultó que sin ésa “ayuda” desde los cuarteles a los supuestos perjudicados (préstamos de jugadores en periodo militar), nunca hubieran alcanzado, posiblemente, las metas a las que llegaron. Demostramos que las actuaciones “delictivas” de los jugadores béticos y sus aficionados obligaron a las autoridades militares a tomar medidas drásticas aunque con los años solo se propagara, interesadamente, que el Sevilla F.C. se “aprovechó” de la debilidad del contrario (cinco “niños” expulsados por juego violento con un árbitro imparcial).

-Las supuestas conexiones del Sevilla F.C. con los poderes franquistas (el Equipo de los ricos y las derechas frente al de los pobres y de izquierdas), en un ejercicio de “estudio histórico” elaborado por un historiador (con título) amplia, generosa y profusamente halagado por muchos… pero que resultó un bluff de proporciones escandalosas cuando les demostramos (con pruebas documentales irrebatibles) que justamente fue todo lo contrario y que la larguísima lista de facciosos (con nombres y apellidos, cargos, relaciones y pasado sangriento en muchos de ellos), estuvieron siempre en su lado, en sus directivas y que salvo algún nombre aislado, el Sevilla supo salir bastante limpio de aquel detestable y oscuro periodo del que nadie pudo hurtarse en sus terribles influencias.

-Décadas escuchando la versión ajena del llamado “caso Antúnez” hasta que llegó Enrique Vidal, sevillista e insigne Guardián de la Memoria, para que en su magnífico libro “Caso Antúnez, Más allá del Honor”, recopilara, ordenara y diseccionara cronológicamente, todo el nefando proceso que rodeó la venta del jugador al Sevilla F.C. y las oscuras maniobras que se perpetraron desde el otro sector futbolístico de nuestra ciudad para desposeernos de la Liga…

…una larga y extensa lista de “agravios” inventados y producto de la impotencia insuperable de saberse y no querer admitir, desde su propio nacimiento, ser siempre los segundos, que siempre hubo otro mejor, más antiguo y más grande. De tratar de proyectar permanentemente sus propios males, sus carencias y fallos en la “maldad” del otro.

Nunca, jamás, hemos leído o escuchado una mínima disculpa (pedir perdón puede que sea excesivo), aceptación, reconocimiento de errores o cualquier otra forma de reivindicarse en su propia realidad frente a la realidad inventada. De hecho, nadie (dentro o fuera de los vecinos), ha manifestado que quizás, tal vez, puede que… anduvieran errados. Nunca. Nadie.

Pero si no teníamos suficiente con éstos “amigos” cercanos, surgen otros nuevos algo más lejos.

Continuará.

1 comentario:

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Sr. Anonimo... que no.

Eres torpillo, ¿vale?

Te vas a quedar sin piel en el lomo de tanto estacazo.

Otra vez te precipitas. Otra vez.

Ve comiéndote las uñas y espera a leerlo todo. Luego vienes aquí de nuevo, dejas tus chorradas (que jamás podrás demostrar) y vuelve a hacer el ridi.

Hay para largo porque nos lo ponéis muy fácil y divertido.

Cuídate (el lomo y los morros).